Fideos quemados y grandes lecciones: Por qué cocinar importa más de lo que piensas
Por qué entrar a la cocina es más que preparar comidas: se trata de dominarte a ti mismo.
Tenía alrededor de 16 años la primera vez que tuve que cocinar. En ese entonces, tenía un rol de liderazgo en un grupo Scout en Chile, algo así como un subjefe de tropa junior en los Boy Scouts de EE.UU. Estábamos en un campamento conjunto con otras tropas Scout, parte de las actividades regulares organizadas por la Asociación de Guías y Scouts de Chile.
Ese día, los Scouts más jóvenes estaban ocupados con varias actividades y la mayoría de los líderes estaban supervisando, asegurándose de que todo saliera bien. Mientras tanto, me asignaron una tarea simple — o eso pensé: cocinar pasta para los líderes.
Había un pequeño problema: nunca había cocinado nada en mi vida. Ni una sola vez. Incluso cuando era Scout, nunca tuve la oportunidad (o quizás nunca me ofrecí) de encargarme de la cocina durante nuestros viajes.
Así que, como podrás imaginar, mi debut culinario no salió bien. Lo que se suponía que sería un simple plato de pasta se convirtió en una masa pegajosa que apenas se parecía a la comida. Estaba mortificado. Me disculpé con los otros líderes y, aunque se lo tomaron con humor, mi "desastre de pasta" se convirtió en la broma recurrente del campamento — y por un buen tiempo después.
Pensarías que esa experiencia me habría motivado a aprender a cocinar. Pero no fue así. Estaba tan avergonzado que no me acerqué a una cocina hasta que entré a la universidad un par de años después.
Avancemos hasta hoy, y cocinar se ha convertido en algo más que una necesidad — es una parte significativa de mi vida. En este artículo, quiero compartir cómo pasé de ese desastroso primer intento a disfrutar genuinamente mi tiempo en la cocina. Veremos por qué cocinar se convirtió en una práctica valiosa para mí, cómo me ayudó a desarrollar disciplina y cómo tú también puedes hacerlo disfrutable y gratificante. No se trata solo de preparar buenas comidas; se trata de transformar una tarea diaria en una oportunidad de crecimiento, conexión y, por qué no, de diversión.
¿Por qué disfruto cocinar ahora?
Hoy en día, me considero un cocinero amateur bastante competente — muy lejos de aquel incidente con la pasta. ¿Qué me llevó por este camino? Una mezcla de independencia, disciplina financiera y, por supuesto, el COVID-19.
Me di cuenta de que, para mí, cocinar se siente muy parecido a programar. Ambas requieren enfoque y estructura. Sigues recetas de la misma manera que sigues algoritmos — instrucciones paso a paso diseñadas para lograr un resultado específico. Y, al igual que programar, cocinar se convirtió en una forma de desconectar del ruido de fondo y simplemente divertirme.
A medida que me adentré en esto, comencé a experimentar con sabores, aprender nuevas recetas y recoger técnicas aquí y allá. Pasé de hacer accidentalmente pasta pegajosa a preparar intencionalmente platos como Risotto al Pesto con Lomo o Arepas Reina Pepiada.
Con el tiempo, pasamos de comer fuera casi todos los días a preparar la mayoría de nuestras comidas en casa. Este cambio no solo fue bueno para nuestro presupuesto; mantuvo las cosas interesantes y deliciosas, lo que reforzó el hábito de forma natural.
Cocinar también se convirtió en un puente hacia otras culturas — lugares que no he visitado, pero con los que me siento conectado a través de su comida. Por ejemplo, me encontré con un reel en Instagram (uso Instagram para recopilar recetas, libros y algún que otro meme) que me enseñó a hacer arayes. Es un plato popular en Siria, Jordania, Líbano y Palestina. Nunca he estado en esos países, pero aprender a cocinar su comida me dio una idea de su cultura y una forma de experimentar algo tan universal como compartir una comida.
Más allá de eso, cocinar se convirtió en una forma de terapia. Me despeja la mente, me da un descanso durante el día y me permite demostrar amor a mi familia a través de actos de servicio — uno de mis lenguajes del amor. Además, es una habilidad que tanto requiere como desarrolla disciplina. Cuanto más practicaba, más disciplinado me volvía, pero lo mejor de todo es que el proceso nunca se sintió como una carga.
De muchas maneras, cocinar complementa perfectamente mis esfuerzos más amplios por cultivar disciplina en mi vida. Es una forma divertida y gratificante de fortalecer ese músculo y seguir creciendo.
Cómo hacer que cocinar sea disfrutable
Según el New York Post, una encuesta reveló que el 42% de las personas de la Generación Z (de 18 a 28 años) no puede preparar un simple salteado, y el 27% tiene problemas para hacer una sopa básica. Esto no es sorprendente — muchas personas ven la cocina como una tarea. Yo solía sentir lo mismo. Si cocinar se siente como otra cosa más en tu lista de pendientes, es difícil disfrutarlo.
Pero, ¿y si pudiéramos cambiar esa mentalidad? ¿Cómo podemos hacer que cocinar se sienta menos como una obligación y más como una actividad atractiva y gratificante?
Dado que el enfoque principal de este boletín es la autodisciplina, ese será nuestro punto de partida.
Reencuadrando la cocina: De tarea a práctica
Para muchas personas, cocinar es solo algo que hay que hacer para seguir con el día. Pero aquí está el detalle: comer es fundamental para nuestra vida diaria. ¿Y si viéramos la cocina no solo como una necesidad, sino como una oportunidad de crecimiento y conexión?
Aquí tienes un vistazo rápido de por qué cocinar puede ser más que una tarea:
Cocinar te ahorra dinero.
Cocinar ayuda a desarrollar y ejercitar la disciplina.
Cocinar puede servir como una herramienta para practicar la atención plena.
Cocinar fortalece los lazos.
Vamos a profundizar un poco en cada uno de estos puntos.
1. Cocinar te ahorra dinero.
Desde que empecé a trabajar, he gastado miles de dólares comiendo fuera. La inflación no ha ayudado, y eso me llevó a reevaluar mis hábitos de gasto. No estoy orgulloso de lo que hemos gastado en restaurantes, pero reconocer el problema nos empujó a cocinar más en casa.
Pero aquí está la buena noticia: ¡no tiene por qué ser aburrido!
Mi esposa y yo empezamos a planificar menús semanales, hacer las compras juntos y luego cocinar. Las comidas no tienen que ser sofisticadas; ajustamos según el tiempo que tenemos. Entre el tercer y cuarto trimestre de 2024, reducimos nuestros gastos en restaurantes en ~$1,500. Aunque sigue siendo una cantidad considerable, me enorgullece que lo abordamos, y ver el ahorro ha sido un refuerzo positivo.
2. Cocinar ayuda a desarrollar y ejercitar la disciplina
Como mencioné, cocinar te ayuda a desarrollar disciplina financiera, pero eso es solo el comienzo.
Al apegarte a un plan de cocina, estás ejercitando disciplina y autocontrol. No siempre es fácil, especialmente si estás acostumbrado a comer fuera o pedir comida. La opción fácil es ordenar comida y usar ese tiempo en otra cosa. Pero el simple acto de detenerte, redirigir tu comportamiento y comprometerte a cocinar ayuda a tu cerebro a construir hábitos más fuertes y saludables.
¿Y cuándo la comida sale deliciosa? Eso es un refuerzo bastante satisfactorio.
3. Cocinar como herramienta de atención plena
Uno de los beneficios inesperados que he descubierto es cómo cocinar me ayuda a practicar la atención plena. Cuando me siento abrumado, cocinar me permite concentrarme en la tarea y relajarme en el proceso.
Ayuda a que mi mente pase del estrés a algo tangible y creativo. Cocinar me da espacio para liberar pensamientos que de otro modo podrían derivar en rumiación improductiva, mejorando mi enfoque y productividad en otras áreas.
Si tienes curiosidad sobre cómo la cocina puede mejorar la atención plena, aquí hay algunas lecturas recomendadas:
Mastering the Art of Mindful Cooking – Headspace
The Joy of Mindful Cooking – Tricycle: The Buddhist Review
If You Don’t Fancy Mindfulness, Then Try Cooking Instead – Psyche
How to Use Cooking as a Mindfulness Practice – The Scramble
2 Reasons Why Cooking Should Be a Key Part of Your Mindfulness Routine – Forbes
4. Cocinar fortalece los lazos
Los estudios demuestran que cocinar y compartir comidas no solo es bueno para el paladar, sino que también ayuda a construir conexiones más fuertes con los demás. Las personas que se sienten cómodas en la cocina, especialmente los adultos mayores, tienden a tener mejores relaciones y sentirse más conectadas con sus comunidades12.
No se trata solo de la comida; el acto de cocinar juntos o simplemente sentarse a compartir una comida puede mejorar tu ánimo, aumentar tu confianza y mejorar tu calidad de vida en general3. En pocas palabras, cocinar no es solo alimentarte, también es nutrir tus relaciones.
Cocinar también puede fortalecer tu vida romántica
Cocinar con tu pareja hace más que poner la cena en la mesa; puede fortalecer tu relación. Compartir la cocina fomenta una mejor comunicación, trabajo en equipo y confianza, todos esenciales para una relación saludable4. Las parejas que cocinan juntas suelen sentirse más conectadas emocionalmente y crean recuerdos duraderos a través del simple acto de preparar una comida5. Las investigaciones incluso sugieren que esta actividad compartida puede aumentar la satisfacción en la relación y profundizar el compromiso6.
Así que, la próxima vez que tengas la tentación de pedir comida, considera dirigirte a la cocina en su lugar — puede que termines construyendo algo más que una comida.
Reflexiones finales
Para muchos, cocinar se siente como otra tarea más, pero no tiene por qué ser así para ti.
Cocinar es más que preparar alimentos. Es una práctica que nutre no solo tu cuerpo, sino también tus relaciones, tu disciplina e incluso tus finanzas. Además, puede darle un toque especial a tu vida amorosa.
Así que, la próxima vez que abras tu aplicación de delivery favorita, desafíate a ti mismo. Cocina algo especial para ti, tu pareja o tu familia. Te sorprenderá lo gratificante que puede ser.
¡Que tengas una excelente semana!
Tani, Y., Kondo, N., Takagi, D., & Kondo, K. (2023). Associations of Cooking Skill with Social Relationships and Social Capital among Older Men and Women in Japan: Results from the JAGES. Int. J. Environ. Res. Public Health 2023, 20(5), 4633; https://doi.org/10.3390/ijerph20054633
Farmer, N., Touchton-Leonard, K., & Ross, A. (2018). Psychosocial benefits of cooking interventions: A systematic review. Health Education & Behavior, 45(2), 167–180. https://doi.org/10.1177/1090198117736352
Dunbar, R. I. M. (2017). Breaking bread: The functions of social eating. Adaptive Human Behavior and Physiology, 3(3), 198–211. https://doi.org/10.1007/s40750-017-0061-4
Marriage.com — The benefits of couple cooking together
Utah State University Extension — Creating connections through cooking