No todas las caídas son tu culpa: por qué la disciplina se trata de alineación, no de fuerza de voluntad
Cuando la autodisciplina falla, puede que no sea tu culpa. Aquí te explico por qué el entorno importa.
Tendemos a pensar que la disciplina es una cuestión de fuerza.
Si queremos mantenernos en el camino, solo tenemos que esforzarnos más, seguir el plan, aguantar.
Pero últimamente me he estado preguntando: ¿y si esa no es toda la historia?
¿Y si, a veces, nos salimos del camino no porque seamos flojos o poco comprometidos, sino porque, silenciosamente, hemos sido colocados en el lugar equivocado?
No fue leyendo un libro ni escuchando un podcast cuando tuve esta realización.
Fue mientras cuidaba mis bonsáis.
El problema no estaba en el esfuerzo; estaba en el entorno
Tengo cuatro bonsáis. Los riego, los podo, reviso su tierra. He aprendido lo suficiente como para sentirme seguro en cómo los cuido. Pero hace unas semanas noté algo extraño: dos de ellos estaban floreciendo, y dos estaban claramente luchando.
Un par estaba erguido, vibrante, verde.
El otro par se veía seco, caído y frágil, apenas aferrándose a sus agujas.
Misma especie. Mismo horario de riego. Mismas macetas. Misma atención.
Entonces, ¿por qué los resultados eran tan distintos?
Ahí fue cuando me fijé mejor en dónde estaban ubicados.
Los dos sanos estaban más lejos de cualquier fuente directa de calor, en un lugar con luz suave y constante.
¿Y los otros dos?
Los había puesto en el alféizar de la ventana, justo al lado de un ventilador de calor.
Pensé que les estaba dando un buen lugar con más luz.
Pero el aire seco, sutil y constante, les estaba robando la vida lentamente.
No fue negligencia.
No fue flojera.
Pero sí fue un error de juicio.
Un error de ubicación, no de cuidado.
Cuando nos desviamos, muchas veces no es porque estemos rotos. Simplemente estamos desalineados
Ese momento se quedó conmigo. Porque he visto que lo mismo me pasa a mí.
¿Cuántas veces he perdido el ritmo con un hábito o una meta, no porque dejé de importarme, sino porque algo a mi alrededor cambió y no me di cuenta?
Hablamos de la disciplina como si fuera algo interno. Un rasgo de carácter. Una virtud.
Pero los factores externos también importan. Mucho más de lo que admitimos.
Los estudios lo respaldan.
Un experimento encontró que las personas en entornos ordenados y tranquilos tomaban decisiones significativamente más disciplinadas que aquellas en lugares desordenados o sobreestimulantes1.
Incluso señales pequeñas — ruido, desorden, mala iluminación — pueden agotar nuestros recursos mentales sin que lo notemos.
“No te elevas al nivel de tus metas.
Cae al nivel de tus sistemas.”
— James Clear, Hábitos Atómicos
Tendemos a culparnos cuando las cosas empiezan a fallar.
Pero ¿y si no es tu fuerza de voluntad?
¿Y si simplemente estás demasiado cerca del calor?
La disciplina no es rigidez; es realineación
He aprendido a reconocer dos tipos de retrocesos:
Los que elegimos — para pausar, descansar, recalibrar.
Y los que nos atrapan — cuando estresores invisibles nos desvían silenciosamente del camino.
El segundo tipo es más difícil de nombrar. Se siente como un fracaso, aunque muchas veces solo es desalineación.
Una planta mal ubicada.
Un hábito mal ubicado.
Tú mal ubicado.
Lo que cambió las cosas para mis bonsáis no fue más esfuerzo. No fue una herramienta ni una técnica nueva.
Fue un ajuste simple. Los moví.
No se recuperaron de la noche a la mañana. Pero comenzaron a mejorar.
Y eso también me resultó familiar.
La verdadera disciplina es saber cuándo ajustar
La disciplina no se trata solo de esforzarse más.
Se trata de notar lo que no está funcionando, antes de que te quiebre.
Se trata de hacer ajustes honestos y conscientes.
Y se trata de volver — no de empezar de nuevo — cuando algo se desvía.
“La velocidad de recuperación es qué tan rápido te vuelves a alinear cuando la vida te saca de tu centro.”
No se trata de culpa.
No se trata de mantener rachas.
Ni siquiera se trata de cuánto te esfuerzas.
Se trata de qué tan suavemente, honestamente y rápido vuelves a ti y a tu camino.
Pero incluso eso no es toda la historia.
Porque el cambio más profundo está en reducir qué tan seguido te sales del camino en primer lugar.
Y eso empieza con la ubicación.
Con la conciencia.
Con la reflexión.
Eso es lo que se ve como disciplina:
No fuerza. Sino sintonía.
No control. Sino ubicación.
No perfección. Sino realineación.
La próxima vez que te desvíes, pregúntate:
¿Qué a mi alrededor cambió?
¿Qué me está sacando del camino?
¿Qué haría que este camino se sintiera más fluido otra vez?
Porque a veces, lo más disciplinado que puedes hacer… es moverte.
¡Que tengas una excelente semana!
Vohs, K. D., Redden, J. P., & Rahinel, R. (2013). Physical order produces healthy choices, generosity, and conventionality, whereas disorder produces creativity. Psychological Science, 24(9), 1860–1867. https://doi.org/10.1177/0956797613480186
Subscribed. Do subscribe