¿Cuál es tu propósito? — Edición #1: Orel Zilberman
Cuando el propósito es claro, la disciplina se vuelve natural.
Hola a todos,
La publicación de hoy es especial por varias razones:
Marca la primera colaboración de invitado en la historia de Self-Disciplined.
Da inicio a una serie en la que he estado pensando —y preparando lentamente— desde hace un buen tiempo. Ya hablaré más de eso en un segundo.
Es el resultado de conversaciones inspiradoras con otros escritores, que me recordaron por qué la comunidad de Substack destaca: aquí la gente quiere colaborar y conectar.
Así que aquí vamos — este es el lanzamiento oficial de ¿Cuál es tu propósito?, una nueva serie quincenal en la que invito a autores de distintas plataformas a compartir el "por qué" profundo detrás de su trabajo. Naturalmente, empezamos con algunos de los increíbles autores que están acá en Substack — la plataforma que ha hecho posible el nacimiento de Self-Disciplined.
Había tenido esta idea en mente por un tiempo… hasta que seguí mi propio consejo, me atreví, y comencé a contactar a otras personas. Por suerte, la respuesta ha sido tremendamente positiva — y ya tenemos una lista emocionante de autores programados para las próximas ediciones.
La premisa es simple: cada invitado comparte una breve reflexión sobre el propósito que lo impulsa. Esta serie busca dar espacio a historias con sentido — relatos que inspiran conexión, encienden nuevas ideas, y nos ayudan a encontrar puntos en común.
💡 Si quieres aparecer en una de las próximas ediciones, escríbeme a camilo@self-disciplined.com.
La publicación de hoy —la primera de la serie— tiene como protagonista a Orel Zilberman, la mente brillante detrás de The IndiePreneur y TechBooks, newsletters que han crecido a un total de más de 4.500 suscriptores en solo un año. Cada semana, Orel comparte lecciones valiosas sobre emprendimiento y la realidad de construir algo bajo tus propios términos.
Sin más preámbulos, acá va el propósito de Orel — en sus propias palabras.
Dónde comenzó todo
Estoy sentado en un bus lleno de gente, afuera brilla el sol y estoy leyendo un libro.
Voy de regreso a casa, terminando las últimas páginas del primer libro que leo en más de 10 años. Un hito que cambiaría para siempre la trayectoria de mi vida.
Trata sobre productividad y emprendimiento.
Al leer las últimas palabras del libro, muchas ideas pasaron por mi cabeza. Las más fuertes, las que resonaban con total claridad, fueron:
"Voy a empezar mi propio negocio"
Y eso fue lo que hice.
Mi "Por qué"
Mi mayor por qué es ser lo suficientemente útil para que otros digan:
"Estoy dispuesto a pagar por esto"
Si alguien está dispuesto a sacar su tarjeta de crédito y pagar por algo en internet, es porque realmente lo valora.
Es una validación que va más allá de las palabras. Es una expresión de confianza y de valor.
Eso es lo que busco.
Este tipo de aprobación no se trata solo del dinero. Se trata de crear algo tan valioso que la gente decida invertir en ello por voluntad propia.
Se trata de resolver problemas reales y generar un impacto significativo.
¿Siempre tuve el mismo propósito?
Sinceramente, este ha sido mi propósito desde el inicio, aunque su forma de expresarse ha cambiado bastante.
Al comienzo tomaba otra forma, cuando perseguía el ambicioso sueño de hacer $1M en 1 año.
Pero en el fondo, el propósito siempre fue el mismo:
Construir algo valioso. Crear soluciones que importen. Hacer una diferencia en la vida de las personas.
Momentos en que perdí de vista mi propósito
Esto me ha pasado demasiadas veces.
Mis episodios de burnout nunca fueron fáciles. Cada uno de los ciclos por los que pasé fue horrible. Períodos oscuros en los que cuestionaba todo lo que había construido y en lo que creía.
Sentía que no sabía por qué seguía haciendo lo que hacía.
Pensaba que quizás debía buscar un trabajo y dejar todo. En esos momentos, el camino se vuelve increíblemente solitario y desafiante.
Esos episodios llegaron porque simplemente no me daba descanso.
Intentaba seguir empujando a través del burnout, trabajando hasta quedarme completamente sin energía.
Para volver a encontrar mi propósito, solo tuve que parar.
Aceptar lo que sentía y permitir que mi energía drenada se recargara. Sin culpa, sin darle tantas vueltas, solo descanso puro y reparador.
Cómo me mantengo disciplinado y alineado
Hago lo que amo. Y estoy obsesionado con ello.
No en una forma dañina, sino con una intensidad apasionada que me empuja con más fuerza cada día.
Sabes, mucha gente dice que hay que estar obsesionado con lo que haces para tener éxito.
Y no podría estar más de acuerdo.
Me encanta escribir código y estoy obsesionado con construir productos que ayuden a otras personas. A veces, demasiado jaja.
Poder despertarme cada mañana a hacer algo que amo no requiere disciplina.
Simplemente lo hago, aparezco todos los días porque genuinamente quiero hacerlo, no porque deba hacerlo.
Palabras finales
Cada vez que tengas que hacer algo, detente y pregúntate:
"¿Quiero hacerlo?"
Es más que una frase cliché. La respuesta a esta pregunta puede definir todo cuando las cosas se ponen difíciles.
Se trata de entender tus motivaciones reales y alinear tus acciones con tu propósito más profundo.
No me malinterpretes. Muchas veces hago cosas que definitivamente no quiero hacer. Así es la vida, y así es también tener un negocio.
Pero todo sirve al objetivo mayor de lo que sí quiero hacer.
Cada pequeña tarea, incluso las que no disfruto, aporta a la visión más grande de crear valor y generar impacto.
Gracias, Orel, por mostrarnos un pedacito del mundo a través de tus ojos.
Hay mucho en su reflexión que resuena — pero esta línea, en particular, se me quedó grabada:
Poder despertarme cada mañana a hacer algo que amo no requiere disciplina.
Eso, en muchos sentidos, captura la esencia del propósito. Cuando estamos alineados con lo que realmente importa para nosotros, el trabajo se vuelve más liviano. Cada paso se siente como parte de algo más grande — no como una carga, no como un checklist, sino como una expresión natural de quienes somos.
Por supuesto, esa sensación no es constante. La vida es caótica. La disciplina sigue siendo importante. Pero tener un propósito hace más fácil volver cuando nos desviamos. Nos da una razón para regresar.
Así que la próxima vez que estés luchando, pregúntate: ¿Esto me acerca a la vida que quiero construir?
¡Que tengas un excelente día!
Orel es un solopreneur a tiempo completo que dejó su trabajo de seis cifras para perseguir la libertad. Escribe sobre el camino de $0 a libertad financiera y las lecciones que ha aprendido en el proceso.
Si llegaste hasta aquí — ¡gracias por tu interés!
Siempre agradezco comentarios, ideas, preguntas o propuestas de colaboración. Puedes escribirme cuando quieras a camilo@self-disciplined.com.
Camilo,
Este primer texto de tu serie tiene ese algo que no puede fingirse: el propósito hecho carne.
Leer a Orel fue como asistir al relato de alguien que cruzó el desierto con la brújula en llamas. Y es curioso: lo que más me resonó no fue su búsqueda de validación externa, sino su disposición a parar —a rendirse sin rendirse. Ese tipo de pausa es, para mí, una forma de sabiduría que no se enseña, se revela.
Desde mi propio enfoque —uno que llamo la Dictonomía del Crío— reflexiono sobre algo parecido: la reconciliación de las grandes aparentes oposiciones que nos han dividido como humanidad. En tu texto aparece una de ellas: disciplina vs. propósito. Orel sugiere que, cuando el propósito está claro, la disciplina casi se disuelve… y yo añadiría: porque entonces ambas son una misma cosa. No se fuerza el camino cuando el alma ya lo está transitando.
En esta nueva serie que propones, siento que hay algo que está queriendo emerger: no solo un catálogo de propósitos, sino un mapeo colectivo del alma creativa de esta época. Y eso... es valioso.
Te sigo leyendo con gusto. Y si algún día te interesa explorar juntos el concepto del Crío, sabes que aquí tienes a un compa con el fuego encendido.
Un abrazo desde ese rincón donde el propósito no se grita, sino que vibra.
— Manuel (Crío Humano)
https://reinohumano.org
Hello Camilo,
I hope this communique finds you in a moment of stillness.
Have huge respect for your work, specially the unique reflections.
We’ve just opened the first door of something we’ve been quietly crafting for years—
A work not meant for markets, but for reflection and memory.
Not designed to perform, but to endure.
It’s called The Silent Treasury.
A place where judgment is kept like firewood: dry, sacred, and meant for long winters.
Where trust, patience, and self-stewardship are treated as capital—more rare, perhaps, than liquidity itself.
This first piece speaks to a quiet truth we’ve long sat with:
Why many modern PE, VC, Hedge, Alt funds, SPAC, and rollups fracture before they truly root.
And what it means to build something meant to be left, not merely exited.
It’s not short. Or viral. But it’s built to last.
And if it speaks to something you’ve always known but rarely seen expressed,
then perhaps this work belongs in your world.
The publication link is enclosed, should you wish to experience it.
https://helloin.substack.com/p/built-to-be-left?r=5i8pez
Warmly,
The Silent Treasury
A vault where wisdom echoes in stillness, and eternity breathes.